Mantener la soberanía tecnológica
El caso del Internet Relay Chat
Maxigas
De vez en cuando las nuevas tecnologías manifiestan una crítica de las condiciones existentes, pero muchas veces se pierden sus prestaciones empoderadoras porque sus funciones son progresivamente integradas a los requisitos del capitalismo durante su desarrollo posterior. La historia de los dispositivos de chat es un ejemplo típico de ese proceso de crítica y recuperación en los ciclos tecnológicos. Sin embargo, la historia social y el uso contemporáneo del IRC (Internet Relay Chat, «Conversaciones Retransmitidas por Internet») demuestra que es posible — en algunos casos excepcionales — resistirse a esa lógica. El estudio de este caso no recomienda necesariamente el IRC como medio de comunicación para activistas, si no que propone algunas hipótesis sobre la historia de la tecnología que podrían servir para analizar otras situaciones.
El estudio sistemático de esos casos puede contribuir al refinamiento del gusto por las prácticas críticas de adopción de las tecnologías en las comunidades que quieran mantener el control sobre las tecnologías que median sus relaciones sociales. Entonces, una apreciación de la crítica y de su recuperación en los ciclos tecnológicos puede fortalecer a largo plazo la soberanía tecnológica (Haché 2014), y contrarrestar los esfuerzos locales que podrían volverse parte de los regímenes capitalistas de opresión y explotación. Otra observación es que las funcionalidades técnicas pueden resultar en prestaciones tecnológicas radicalmente diferentes según su contexto de uso: esto demuestra que jamás se debe promover ni rechazar las técnicas puras por ellas mismas.
Internet Relay Chat
El Internet Relay Chat es un protocolo muy básico y, a la vez, muy flexible para mantener conversaciones por escrito en tiempo real. Fue implementado por primera vez en 1988, un año antes de la World Wide Web (WWW) o red informática mundial. El IRC alcanzó la cima de su popularidad durante la primera Guerra del Golfo y el asedio de Sarajevo (1992-1996). En ese entonces, cumplió varias funciones que más tarde se volvieron programas y plataformas especiales, tales como plataformas de citas (dating), seguir a amigos o compartir archivos. A medida que iba creciendo la población en Internet y ésta se consolidaba en el mercado; al giro del milenio el IRC desapareció de la vista del público.
Sin embargo, investigaciones pioneras acerca de las comunidades contemporáneas de trabajo colaborativas, desarrolladores de software libre (Coleman, 2012), miembros de los hackerspace (Maxigas, 2015), editores de la Wikipedia (Broughton, 2008) y hacktivistas de Anonymous (Dagdelen, 2012) han mostrado cómo estos siguen utilizando principalmente el IRC para su comunicación interna cotidiana. Mientras que el primer grupo siempre ha estado en el IRC, los tres siguientes lo han adoptado después de su aparente declive: «¿Por qué estos grupos de usuarios contemporáneos —ampliamente considerados como innovadores disruptivos y primeros adoptantes— se adhieren a una tecnología de conversación digna de un museo, a pesar de sus obvias limitaciones dentro del panorama tecnológico actual?» Hoy en día, muchas plataformas populares de redes sociales, como Facebook y Twitter, ofrecen funcionalidades similares y a primera vista parecen una elección más obvia. Yo creo que, aunque pueda parecer retrógrado el uso de IRC es, de facto, una práctica crítica de adopción de la tecnología que, empíricamente permite escapar de sus trampas, y analíticamente, pone de relieve el monopolio de los medios sociales dominantes.
Recuperación
La crítica y su recuperación en los ciclos tecnológicos es un proceso de integración de las exigencias de la sociedad en el sistema capitalista. A veces las nuevas tecnologías incorporan una exigencia de una sociedad mejor y una crítica de las condiciones existentes. Típicamente, mientras versiones sucesivas de la misma tecnología responden a tales demandas, también se hacen conforme con las dos necesidades principales del sistema capitalista. Éstas son la preservación de la paz social (es decir, la represión), y la intensificación de la explotación (es decir, la acumulación de capital). A menudo, la implementación de estos dos requisitos neutraliza los beneficios de la demanda social originalmente asociada con la tecnología.
Un aspecto o forma de la recuperación es la mercantilización. Mercantilización es, cuando en algún momento dado, algo se convierte en mercancía para ser comprada o vendida en el mercado. La mercantilización tiene como objetivo las cosas auténticas que, muchas veces, son percibidas como cosas de valor —por ejemplo como un bien moral— pero que aún no se reconocen como el objeto de un intercambio monetario. La pérdida de la autenticidad a través de la mercantilización provoca la ansiedad en los consumidores, que se puede diagnosticar como la huella emocional derivada de la violencia del capital.
En resumen, la crítica responde a una problemática social en términos de demanda. Recuperación es la implementación de dicha demanda, pero en el mismo movimiento se transforma el contexto tecnológico de tal manera que se neutraliza la crítica. Paradójicamente, los requisitos que deben cumplirse en la implementación de la demanda son (a.) mantener la paz social de manera constante (la represión) mientras (b.) aumenta la explotación (la acumulación del capital). La mercantilización es un aspecto o un modo de recuperación que suele darse en ciclos tecnológicos. La mercantilización tiene por objetivo los bienes auténticos que están afuera del mercado, para integrarlos en la circulación de bienes. La ansiedad es el subproducto de la mercantilización como la huella emocional de la violencia del capital.
La historia del chat y otros ejemplos de la recuperación
La recuperación como una lógica histórica se puede ver en una amplia gama de tecnologías, desde la historia del chat al desarrollo de las ordenadores personales. Me centro aquí en los sistemas de chat porque estamos en el contexto de la historia del IRC. Mientras el desarrollo de sistemas de chat es un ejemplo típico de la crítica y su recuperación en los ciclos tecnológicos, la historia del IRC es un contra-ejemplo que demuestra la posibilidad de resistir a la lógica histórica del capitalismo.
Los dispositivos de chat respondieron a una necesidad humana básica de hablar de temas aleatorios de forma informal en un entorno de tiempo real. Varios dispositivos de chat con sus propios procesos históricos, se unificaron en los años 90 en el IRC (más o menos una especie de corolario de la consolidación de las redes de Capa 2 en el Internet). La siguiente generación de los dispositivos de chat fueron los Instant Messengers (Maxigas, 2014). A nivel de red (backend, Stalder, 2013), los IM utilizaron protocolos propietarios e infraestructuras centralizadas, a diferencia de los protocolos del IRC definidos por la comunidad y su modelo confederado. A nivel de utilización (frontend, Stalder, 2013), los IM se organizaron entorno a las conversaciones privadas, un fuerte contraste con el concepto del IRC que apostaba por canales públicos organizados por temáticas ( y, a su vez, una idea que proviene de las radios de Banda Ciudadana – CB). Más tarde, con el despegue de la World Wide Web, se integraron a las plataformas de las redes sociales de la Web 2.0.
Eventualmente, la vigilancia se volvió el medio clave para mantener la paz social y profundizar la explotación en estas plataformas de las redes sociales 1. Cada día, gestos informales e incluso íntimos son capturados y almacenados, ordenados y explotados para otras finalidades desde la publicidad personalizada hasta para la represión dirigida. Esos ingresos son imprescindibles para los mecanismos de acumulo, de un sector cada vez más grande, del capital. Mientras tanto, la inteligencia captada por las autoridades que proveen acceso a los flujos de información se ha vuelto esencial para el mantenimiento del orden social tanto en las dictaduras como en las democracias. El fulcro de todo esto es la plataformización: la capacidad de un vendedor para posicionarse como un punto de pasaje obligatorio para intermediar interacciones sociales minúsculas y, generalmente, mundanas (Gillespie, 2010).
La ansiedad de las usuarias surge del hecho de que un espacio supuestamente informal de la interacción social está mediada por el capital y supervisada por el Estado, a través de mecanismos que, vistos desde abajo, parecen oscuros, arbitrarios y parciales. Cabe recordar que para contar con una sociedad civil sana que pueda sostener la soberanía tecnológica se necesita que sea independiente del capital y separada del Estado (Haché, 2014). La privacidad, en el sentido estructural y colectivo, se puede reclamar a través de iniciativas de soberanía tecnológica, pero sólo a través de una lucha continua de los usuarios para hacerse cargo de los intermediarios tecnológicos de su vida social.
Es importante tener presente que ni el chat (Latzko-Toth, 2010) ni el ordenador personal (Levy, 1984) son «inventos» contrariamente a la idea de que fueron implementados y socializados a través de la circulación de mercancías. Ambas tecnologías sólo encontraron su lugar en el mercado después de un período de tiempo relativamente largo, cuando elementos marginales lucharon por ellas, quebrantando, a menudo, las leyes, reglas y normas sociales. Paulatinamente, la sociedad fue domesticando esas tecnologías — y ahora éstas sirven para pacificar la sociedad misma.
Colas de mensajes (backlogs)
Como una limitación de la Interacción persona-ordenador
IRC difiere de muchos otros dispositivos de chat en que las usuarias sólo pueden seguir las conversaciones de chat mientras están conectadas. Si una usuaria concreta no está en línea, no hay manera de contactar con ella. Y por otro lado, cuando una usuaria se reconecta a un canal, no tiene idea de lo que ha pasado allí mientras estaba desconectada. Debido a la flexibilidad del medio, hay muchas maneras de darle la vuelta a la ausencia de las colas de mensajes (backlogs). Sin embargo, el hecho fundamental es que resolver este problema queda fuera del perímetro del protocolo del IRC. Los operadores de redes podrían resolver este problema si quisieran, pero en la práctica, son las usuarias quienes están –literalmente– abandonadas a sus propios dispositivos.
Como una prestación clásica
Cuando se concibió el IRC (1988), la falta de las colas de mensajes no fue una de sus característica únicas –ya que esa función tampoco estaba presente en otros dispositivos de chat. Sin embargo, a finales de los 90 — cuando la población de Internet creció exponencialmente — adquirió un significado particular. Mientras que, los proveedores de otros servicios tenían que encontrar un modelo de negocio para asegurar la sostenibilidad de sus operaciones, los operadores de IRC no se vieron obligados a mercantilizar sus servicios. ¿Por qué?
Porque guardar las colas de mensajes de cada usuaria significaba un aumento exponencial de la utilización de recursos con el aumento del número de usuarias, pero si el servidor sólo emitía las nuevas conversaciones cuando llegaban y luego las olvidaba, la conexión de nuevas usuarias no se traducía en mayor consumo de recursos. Esto es, más o menos, verdad, tanto respecto a la capacidad de procesadores como de almacenamiento: dos de los costes esenciales de la informática que hay que tener en cuenta cuando se proveen servicios. Además, mantener las colas de mensajes también aumentaría la complejidad del software necesario para los servidores, traduciéndose en un aumento de los costes en términos de desarrollo y en horas de trabajo para la administración de los servidores. Con todo ello, se puede afirmar que la falta de colas de mensajes ha hecho que el IRC sea más sencillo y eficiente.
Históricamente, los trabajadores en los Proveedores de Servicios de Internet y los sitios académicos podían simplemente dejar en un rincón un servidor adicional funcionando, sin tener que justificar los gastos a los fundadores ni responder a demasiadas preguntas de sus superiores. El alojamiento de servidores IRC a escondidas puede ser visto como un secuestro de capital fijo por parte de las usuarias, al contrario de la recuperación de las demandas de las usuarias por el capital. De nuevo, al comienzo de los años 90 fue una práctica habitual en la comunidad de Internet que se gestionara un servicio popular de forma voluntaria, o que las instituciones contribuyeran con los gastos de funcionamiento de las infraestructuras públicas. Sin embargo, a finales de la década, la burbuja de los dotcom estaba en auge y mareas de usuarias entraron en las redes, desde entonces, gestionar medios comparables en popularidad con el IRC se volvió un negocio serio.
«Escalar» (scaling) se convirtió en la palabra clave de aquella era. Se refería al problema arquitectural de diseñar tecnologías, de manera que, con suficientes recursos, pudieran responder a un número de pedidos cada vez más grandes, debido al aumento de la base de usuarias, y sin colapsarse. La falta de colas de mensajes permitió que IRC sostuviera el aumento radical de las usuarias en Internet, y se convirtiera en un medio de comunicación por propio derecho. Antes del estreno de las páginas web para citas en línea, IRC llegó a ser la aplicación de citas más popular, también fue un medio para compartir música antes de la ascensión y caída de Napster, y un servicio de micro-blogging antes de que Twitter se beneficiara de los hashtags. En los años 90, las usuarias no consideraban el IRC como algo geeky o techie, si no algo tan común como las páginas personales de GeoCities.
Una anécdota ilustra la relación entre el IRC y la industria informática floreciente de los ordenadores personales. En 1999, Microsoft incluyó un cliente de IRC en la instalación por defecto de su popular sistema operativo, Windows, tomando buena nota de la atracción del público por este medio. Fue el primer gran intento de recuperación del IRC. El software fue desarrollado por la unidad de investigación de la Inteligencia Artificial, y la aplicación se conectaba directamente con los servidores de IRC de la misma empresa. Irónicamente, la interfaz Comic Chat IRC jamás se volvió popular entre las usuarias, y el único artefacto de toda esta historia que ha pasado a la historia ha sido la fuente de Comic Sans, que sigue siendo el hazmerreír de las usuarias de Internet. Microsoft jamás supo cómo hacer dinero con el IRC, en su época el fenómeno más grande de chat en línea.
Como una prestación moderna
La falta de backlogs significa algo muy diferente en esta época de vigilancia masiva. Por ejemplo, entre las pegatinas de mi portátil, hay una del colectivo Riseup (el proveedor de correo electrónico más importante para anarquistas/activistas). Anuncia sus servicios con el lema «No Logs, No Masters». El colectivo puede no almacenar los logs porque su sede se encuentra en Estados Unidos; en Europa, la implementación de la directriz de la EU «Data Retention Directive» 2 requiere que los proveedores de servicios mantengan sus logs. Irónicamente, IRC no está incluido en el alcance de esta legislación, probablemente gracias a su poca fama. Como expliqué antes, la vigilancia (técnicamente basada en el análisis de los log) no sólo se ve como imprescindible para la seguridad nacional, sino que además genera ingresos por la publicidad de compañías como Google, representando hasta el 89 % de sus ganancias en 2014 (Griffith, 2015) 3. El tipo de medios digitales en los que el usuario promedio de Internet está conversando, hoy en día, han sido descritos por varias investigaciones como recintos, jardines amurallados o monopolios de medios sociales (Lovink y Rasch, 2013).
En contraste, las redes del IRC están conformadas por servidores federados, gestionados por actores que no están conectados entre sí, por ninguna otra razón, incluyendo desde individuos geeks, instituciones académicas, compañías de TIC, hasta organizaciones criminales. Tanta es la variedad que resulta difícil descubrir quiénes son los patrocinadores de los recursos detrás del servidor cuando una se conecta, actualmente, a una red IRC. El modelo de sabios del Internet y de recursos de comunicación gestionados, controlados y desarrollados por la comunidad pueden parecer anacrónicos, a día de hoy, cuando hasta las activistas más entregadas también piensan que es imposible cambiar el mundo sin convertirse en empresarias o encontrar un modelo de negocio para «sostener» su activismo. Sin embargo, para el IRC gestionar la infraestructura de lo común funciona igual hoy que en los años 90. Permite a las usuarias comprender y controlar el medio que utilizan para compartir y colaborar: una condición esencial para fomentar la soberanía tecnológica.
Hace tiempo Fidel Castro dijo: «Una revolución no es un lecho es rosas. Una revolución es una lucha entre el futuro y el pasado». Aquí podríamos decir algo parecido. A pesar de las prestaciones relevantes del IRC que siguen cubriendo necesidades de comunicación importantes; el IRC se ha vuelto cada vez más anacrónico en el contexto del paisaje tecnológico y político contemporáneo. Utilizarlo, mantenerlo y desarrollarlo se ha vuelto cada vez más aparatoso: algo similar a construir una máquina del tiempo para devolvernos a las condiciones tecnopolíticas del pasado.
La misma característica que permitió al IRC convertirse en un medio de comunicación en los años 90 es lo que impide su adopción por la masa critica en 2010. Las usuarias que entran en un canal, preguntan algo, y salen frustradas al cabo de 20 minutos son un ejemplo de ello. Estas lamers, viven en la época de la conectividad móvil, y no pueden dejar a sus clientes de IRC conectados todo el día como si podían hacer con sus ordenadores, o como hacen las usuarias de IRC con acceso a servidores que siempre están encendidos. Esto significa que sólo las usuarias relativamente sofisticadas pueden tener una plena experiencia de IRC y sentirse parte de la comunidad de los canales de chat. Ese elitismo excluye a las usuarias menos motivadas, pero mantiene las conversaciones entre los círculos de personas a quienes «les importa la calidad del material» 4: los miembros activos de las comunidades de producción por pares.
Conclusiones
Las deficiencias técnicas pueden tener consecuencias sociales positivas. Una limitación —como la falta de backlogs— es lo que permitió a IRC convertirse en un medio de comunicación en los 90, y es lo que también impide su adopción por las masas en los 2010. Sin embargo, también es lo que plantea problemas a la minería de datos y la vigilancia; y su vez, lo que previene su recuperación por el sistema capitalista. Se trata de una tecnología controlada por los usuarios y desempeña un rol importante en la ecología de Internet, como plataforma para la comunicación cotidiana en las las comunidades orientadas hacia la producción por pares.
Estos grupos de usuarias, relativamente sofisticadas, se benefician de la simplicidad, flexibilidad y arquitectura abierta del medio, que les permite adaptarlo a sus necesidades. Por otro lado, la mayoría de las usuarias de Internet están acostumbradas a ser servidas por las plataformas de las redes sociales que atienden sus necesidades sin esfuerzo. El contraste entre estas dos perspectivas respecto a la adopción de las tecnologías plantea la cuestión de si es más deseable trabajar para la democratización de los conocimientos en lugar de apostar simplemente por la democratización de las tecnologías.
Las personas a quienes les importa el IRC tuvieron que navegar en un ecosistema de condiciones sociales cambiantes —con grietas en el paisaje tecnológico y cambios de paradigma en la economía política— que recontextualizaron el significado de las funcionalidades y las limitaciones técnicas. El uso contemporáneo de IRC sigue basándose en las propiedades y los patrones del medio, tal y como se desarrollaron en los años 90 pero que han sido reemplazados por medios más capitalistas desde entonces. Por eso, el IRC puede ser conceptualizado como una máquina del tiempo que aporta con consecuencias sorprendentes las condiciones tecnológicas y políticas del pasado al presente. 5
Bibliografía
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1. «El legado del siglo XX nos ha acostumbrado a pensar que el control social pertenece sólo a lo político, pero desde hace mucho tiempo se ha convertido en una cuestión económica de implicaciones comerciales. No es una coincidencia que la NSA haya hecho uso de la colaboración con Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, Apple y así sucesivamente, para obtener datos para el programa de vigilancia PRISM (Ippolita 2015, 7).» ↩
2. NdT: Directiva 2006/24/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de 2006 , sobre la conservación de datos generados o tratados en relación con la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas de acceso público o de redes públicas de comunicaciones y por la que se modifica la Directiva 2002/58/CE ↩
3. «Google es una máquina de hacer dinero con fines de lucro y financiada con publicidad que convierte a los usuarios y sus datos en una mercancía.» (Fuchs, 2012, 47) ↩
4. Se hace referencia a los sindicatos del crimen organizado en la serie anime de Black Lagoon. ↩
5. Con el apoyo de una beca post-doctoral de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el patrocinio de Central European University Foundation, Budapest (CEUBPF) para una beca de investigación en el Center for Media, Data and Society en el School of Public Policy. ↩